¿Deberían los adolescentes trabajar mientras estudian? Pros, contras y consejos para padres
Combinar estudios y trabajo puede ser muy beneficioso para los adolescentes, siempre que cuente con el apoyo y la supervisión de las familias
Cómo preparar a tu hijo para un mundo que aún no existe: competencias del futuro que ya se enseñan hoy
Durante la adolescencia, muchos jóvenes comienzan a explorar su identidad, asumir nuevas responsabilidades y a buscar cierta independencia de sus padres. Una de las maneras más habituales de hacerlo es trabajar mientras aún se está estudiando. Esta es una opción que, aunque es muy frecuente en otros países, sigue siendo minoritaria en España.
En nuestro país, el sistema educativo y la cultura familiar siempre han visto los estudios como la principal ocupación de los adolescentes. Sin embargo, en los últimos años se ha visto que cada vez son más los adolescentes que se plantean compaginar sus estudios con un trabajo. Esta decisión debe ser tomada con cuidado y con los pies en la tierra, ya que puede tener consecuencias en el adolescente sobre su rendimiento académico, bienestar emocional y desarrollo personal.
Pros de trabajar mientras se estudia
Trabajar mientras se estudia puede ser beneficioso para los adolescentes, mucho más allá del incentivo económico que tenga. Unos de los principales aportes es que pueden desarrollar distintas soft skills como gestionar mejor el tiempo, la responsabilidad, el trabajo en equipo o la comunicación interpersonal. Estas competencias son muy valoradas en el entorno laboral y suele ser difícil que las adquieran exclusivamente en el aula.
Por otro lado, el trabajo les permite tener contacto con el mundo real, conocer cómo funciona una empresa o un negocio, aprender sobre cuáles son sus derechos como trabajadores y ganar autonomía económica. Un estudio de la Fundación Bertelsmann señala que los adolescentes que han tenido experiencias laborales tempranas presentan una mayor madurez profesional y una mejor orientación vocacional, algo que les ayuda a tomar decisiones académicas mucho más conscientes.
Además, los adolescentes que trabajan adquieren una mayor autoestima al ver que pueden ser útiles y contribuir, aunque sea de una forma más modesta, a su economía personal o familiar. En algunos casos, estas experiencias pueden ser un antídoto para el absentismo escolar, ya que suelen vincular el esfuerzo académico con objetivos más concretos y tangibles. Eso sí, siempre que el empleo esté bien regulado y no implique explotación ni interferencia con los estudios.
Contras y riesgos de combinar trabajos y estudios en la adolescencia
A pesar de sus muchos beneficios, también hay que tener en cuenta que trabajar mientras se estudia tiene riesgos que no deben ser subestimados. El principal riesgo es el impacto que puede haber sobre el rendimiento académico. La sobrecarga de responsabilidades puede traducirse en cansancio, falta de concentración o dificultad para cumplir con tareas y exámenes. Si hay un exceso de horas laborales durante esta etapa puede aumentar la probabilidades de fracaso escolar.
Otro riesgo a tener en cuenta es el estrés. Combinar horarios laborales con la exigencia que suponen los estudios y la vida personal puede generar una presión que afecta negativamente al bienestar emocional. En adolescentes problemas de ansiedad o autoestima baja, eso puede ser preocupante. Además, si el trabajo se realiza en condiciones precarias, sin contrato o con horarios inadecuados, se puede caer fácilmente en situaciones de abuso laboral o explotación, sobre todo en sectores como la hostelería o el comercio.
También hay que tener en cuenta el riesgo de “hiperresponsabilidad”. Algunos adolescentes que comienzan a trabajar pronto, pueden empezar a asumir cargas que no les corresponden, descuidando espacios esenciales para su edad como son el ocio, el deporte, la vida familiar o el descanso. Esto, a largo plazo, puede generar una visión distorsionada del equilibrio existente entre vida personal y laboral, lo que puede llevarles a patrones de autoexigencia perjudiciales en un futuro.
Consejos para los padres: cómo acompañar a un adolescente que estudia y trabaja
Cuando un hijo adolescente les dice a sus padres que quiere empezar a trabajar mientras estudia, pueden surgir muchas dudas entre la familia. Acompañar en este proceso de manera consciente, sin prohibiciones tajantes pero con límites saludables, es fundamental para que la experiencia pueda ser enriquecedora y no perjudicial.
Hablar abiertamente sobre qué les motiva a trabajar
Antes de empezar a trabajar, es fundamental mantener esta conversación. ¿Por qué quiere trabajar?, ¿qué espera conseguir?, ¿qué tipo de trabajo quiere?. Entender cuáles son sus motivaciones puede ayudar a la familia a que puedan acompañarle desde el respeto y orientarle mejor en las decisiones que pueda tomar.
Establecer un horario equilibrado
Ayudarle a organizar su tiempo puede marcar la diferencia. Lo ideal es que el empleo no supere las 12-15 horas semanales y que no sea un obstáculo para su descanso, el estudio ni para otras actividades como el deporte, la vida social o el tiempo libre. Un calendario visible puede ayudar a gestionar mejor la rutina.
Supervisar las condiciones laborales
Es esencial asegurarse de que el trabajo cumple con la legalidad: hay un contrato firmado, los horarios son compatibles con el instituto, su salario es digno y las tareas son adecuadas para su edad. En España, los menores de 18 años no pueden trabajar de noche ni realizar actividades peligrosas. Si existiera cualquier tipo de deuda, se puede consultar con la web del Ministerio de Trabajo o contactar con un orientador laboral.
Hacer seguimiento emocional
Aunque el trabajo puede ser positivo, también es exigente. Por esto, es importante observar cómo se siente el adolescente: si muestra cansancio, estrés, irritabilidad o hay una bajadas de rendimiento escolar. Si ocurre esto es fundamental hablarlo lo antes posible. A veces, una retirada a tiempo puede evitar frustraciones o desmotivación.
Promover el aprendizaje de la experiencia
Animar a reflexionar sobre lo aprendido en el trabajo, sus dificultades y logros ayuda a integrar la experiencia como parte de su desarrollo personal. Hacerle algunas preguntas como “¿Qué ha sido lo mejor de esta semana en el trabajo?” o “¿Qué harías diferente la próxima vez?” fomentan su pensamiento crítico y el autoconocimiento.
Recordarle que no es una obligación
Muchos adolescentes se pueden sentir presionados por la situación económica familiar o por la comparación con algunos de sus amigos. Es esencial que sepan que trabajar a su edad es una opción, no una imposición. Si en algún momento se dan cuenta de que no pueden con todo, saber que tienen apoyo es clave.
