Jesús ha hecho honor a su pasado como peluquero y lo ha puesto en práctica con Carmen, a quién le hacía falta, bajo su punto de vita, un cambio de imagen. Solamente hacían falta unas pinzas de la ropa y unas tijeras de cocina para dejar a la vecina de Muriellos lista para grabar. “Está chulo, está bien”, ha sido su veredicto.