El anfitrión estaba convencido de que su ‘Solomillo ibérico a cuerpo de rey’ iba a triunfar y al ver que a sus comensales les había horrorizado, no dudó en defenderlo a muerte, asegurar que a él le encantaba y que él tiene más moral que el Alcoyano. Superado el chasco del solomillo, Andrés decidió hablar de amor y lanzar alguna que otra indirecta a sus invitadas.