Rodrigo era gordo y muy distino cuando era niño y quiso ponerle remedio a sus traumas cambiando radicalmente su aspecto físico. Tiene un implante capilar que ayuda diariamente con tratamiento de láser en su propia casa. Se hace un blanqueamiento de dientes diario de unos 10 minutos. Se cambia seis veces al día. Hace gimnasia pasiva pero quiere ampliar todavía más sus pechos: "Son como pechugas de pollo", presume. Fue a varios psicólogos pero no le parecía suficiente para superar sus complejos.