Valentín se enfrenta a su miedo a las agujas pero enloquece al saber que tiene que hacerse un tacto rectal: "Me duelen hasta los supositorios"

Valentín tiene un glúteo inflamado desde hace varios meses
Valentín Cortés se dedica a la venta ambulante, pero su sueño siempre ha sido ser torero. Paradojicamente, el onubense tiene un miedo irracional a las agujas. Toma medicación para la alergia pero ni siquiera ha llegado a hacerse las pruebas. "Le tengo temor desde que era chico, desde que me ponían inyecciones. No quiero ni ver un médico en pintura. Los bisturís y las agujas me dan mucho miedo", confiesa aterrado. Julio Armas convence a su paciente para que acuda al alergólogo y no sin intentar resistirse, este termina enfrentándose a su miedo a las agujas. "No lo voy a superar nunca, cada vez que lo veo me pongo a temblar, he notado unos sudores fríos que parecía que me daba la muerte", afirma.
Este no es el único problema de Valentín. Desde hace unos cuantos meses, sufre dolor por un "bultito" que le ha salido en las nalgas. "Me da dolor en toda la parte del culo hasta la pierna. Empezó a crecer y a crecer y después de seis meses reventó. Tenía la cama llena de sangre y pus. Me dieron un antibiótico pero no se me curó. Han pasado seis meses más y sigo igual. Temo que me tengan que rajar. Me duele para echarme a llorar. Veo las estrellas, el cielo y el tercer cielo. El dolor que provoca esto no es normal", cuenta.

Convencido por Julio, Valentín acude al proctólogo para que el experto le explore el glúteo infectado. Tras conocer la noticia de que debe someterse a un tacto rectal, Cortés pierde los nervios. "No me digas hombre, eso va a dolores, si cuando mi madre me ponía los supositorios me dolía. En menudo lío me he metido yo", ha dicho aterrado.