David pesa 172 kilos y es incapaz de atarse los zapatos: "Quiero tener un hijo y poder correr tras él"

Ana es nutricionista, pero ninguno de los dos consigue adelgazar
David y Ana padecen obesidad. Pesan 172, 5 kilos y 127, 5 kilos. A pesar de que ella es nutricionista, la pareja es incapaz de renunciar a la comida basura. "Subo una cuesta y me ahogo, no me puedo atar los zapatos. Me cuesta horrores. Soy besos desde siempre, siempre he sido el gordito de clase. Me llamaban David el Gordo. Mi cesta de la compra depende de mi estado de ánimo, si estoy de mal humor puedo comprar pizza, croquetas, bollos...", cuenta él. "Empecé a comer peor cuando falleció mi madre".

"Quiero tener salud, veo que se me pasan los años. Quiero tener un hijo y poder correr con él detrás de la pelota, poder levantarlo del suelo…Soy una persona insegura que lo enmascara todo con locuacidad y simpatía. Me han rechazado de trabajos por mi peso. Cuando te haces el extrovertido disimulas, pero cuando llegas a casa piensas, yo tampoco me contraria", confiesa al doctor.
Ana reconoce que no es ella quien compra los dulces, pero que le es muy difícil no caer en la tentación. "Me gustaría poder tener un dulce en casa y aprender a decir que no".