El viaje coincide con una fiesta tradicional del país africano en la que cientos de personas se reúnen para renovar su fe en una piscina común a modo de bautismo. En el Timkat, como así se llama la ceremonia, los creyentes renuevan su fe y purifican el alma. Momentos antes del baño de masas, Fernando Tejero se aparta de la zona superado por el agobio de gente.