Paz y Jesús se encontraban en el pueblo Conaku, donde habita la tribu Tatá. Allí se refugiaron hacen muchos años para huir de la guerra y reconocen que nunca han visto a un hombre blanco. De hecho, a pesar de ir abriendo poco a poco su mente, reconoce que mantienen cierta distancia porque en el pasado fueron utilizados como animales por parte de gente blanca.