La neurociencia revela cómo lograr la felicidad

Cuando uno está de bajón, tiene que preguntarse: ¿Por qué debo estar agradecido? "Los beneficios de la gratitud se reflejan en el sistema de la dopamina, ya que sentirse agradecido activa la zona del tronco cerebral que produce la dopamina", explica el neurocientífico Alex Korb, citado por la revista. Esta técnica puede ayudarle a crear una "espiral ascendente" de felicidad en su vida, sostiene el experto. Según 'Time’, incluso si al final no se le ocurre nada por lo que estar agradecido, no pasa nada, ya que lo más importante es el proceso de búsqueda.

Si el primer punto no le ayuda y los malos sentimientos le superan, lo que debe hacer es ponerle un nombre a estos sentimientos. "Describa la emoción con una o dos palabras, y eso ayudará a reducirla", sostiene a su vez el neurocientífico David Rock, agregando que "lo ideal es usar un lenguaje simbólico", o sea, metáforas, simplificaciones, etc. “Esto le hará activar su corteza prefrontal, lo que reduce la excitación en el sistema límbico", explica.

"¿Alguna vez le ha pasado que al tomar una decisión, su cerebro finalmente se siente aliviado? Pues no es una coincidencia", reza el artículo de 'Time', explicando que el proceso de toma de decisiones reduce la preocupación y la ansiedad, además de ayudar a solucionar problemas. Según Alex Korb, la toma de decisiones incluye "la creación de intenciones y objetivos", procesos que influyen de una manera positiva en la corteza prefrontal, reduciendo preocupación y ansiedad. Según los científicos, es mejor tomar una decisión "bastante buena" que esforzarse por encontrar la "mejor decisión", ya que el perfeccionismo puede ser estresante.

Tenemos que sentir el amor y la aceptación de los demás, y no sentirlo puede resultar doloroso. "Una de las principales formas de liberar oxitocina es a través del tacto. Obviamente, no siempre resulta adecuado tocar a la mayoría de la gente, pero los pequeños detalles como apretones de manos y palmadas en la espalda son generalmente aceptables", señala al respecto Alex Korb. Pero con los más cercanos, lo mejor es un abrazo. "Un abrazo, sobre todo uno largo, libera un neurotransmisor y la hormona oxitocina, que reduce la reactividad de la amígdala", enfatiza Korb. Y si no tiene a quién abrazar, la neurociencia le propone una sesión de masaje como alternativa. Eso sí, una cosa parece estar clara entre los científicos: el contacto táctil no puede ser reemplazado en ningún caso por mensajes de texto.