Enloquece mientras habla por teléfono y decide reventar la luna de un coche
Informativos Telecinco
05/05/201723:07 h.Atónito, incrédulo y casi sin palabras se quedó Nick Myrick cuando vio lo que le estaban haciendo a su coche, estacionado en un parking junto a un complejo de centros comerciales en Cullman, estado estadounidense de Alabama.
Allí, subida encima del vehículo estaba ella: Barbara Emily Lowery, de 24 años, hablando por teléfono al tiempo en que pisoteaba, rompía y destrozaba la luna del turismo, un viejo Volvo que había pasado de generación en generación, desde el abuelo de Nick, pasando por su padre, hasta llegar a él, motivo por el que considera que este coche tiene un gran valor sentimental. Su padre falleció el pasado mes de julio, y su abuelo hace tan solo unas semanas, por lo que el shock al ver cómo Emily lo rompía con desdén, fue todavía mayor.
“El coche significa mucho para mí”, afirmó en declaraciones recogidas por Cullman Times.
Según Sam Scotts, un testigo que también grabó los hechos, había visto previamente como la mujer tenía “una pala” en sus manos, la cual “balanceaba” antes de empezar a gritar y cargar contra el coche.
Poco después, fue cuando llegó Nick Myrick, que trabaja en establecimiento del lugar, y vio cómo continuaba la escena, la cual él mismo decidió grabar, al igual que hizo Sam.
Como consecuencia de estos actos, Emily Lowery ha sido arrestada por un delito de desorden y escándalo público, pudiendo sumar también delitos contra la propiedad si Nick Myrick decide presentar cargos contra ella.
Al respecto de los motivos por los que decidió actuar así, ABC 33 apunta que, según una fuente anónima, todo podría deberse a “un triángulo amoroso que fue realmente mal”. Algo que la propia Emily, con la que habrían contactado, no ha querido aclarar.
“No tenía que hacerlo. Quería hacerlo”, se limitó a decir.
Por su parte, Nick Myrick ha asegurado en Facebook que Emily no es su ex, sino “una persona muy enfadada”, algo que sin embargo no parece convencer a algunos usuarios en las redes, que, en definitiva, apuntan que la historia es cuando menos extraña.