Lo que era una tarde tranquila con la familia, pasó a convertirse en el susto quizá más grande de su vida. Y es que ninguno de los que iban montados en ese coche se esperaban que un oso se fuera a acercar al automóvil...y menos aún que fuera abrir la puerta. Al parecer, no había sitio suficiente para que se montara en el coche.