Mbaye, el senegalés cuya muerte ha encendido las protestas en Lavapiés

Tenía 35 años y pertenecía al Sindicato de Manteros. Ayer, cuando volvía a su barrio, se sintió mal y cayó desplomado. Eran las cinco menos cinco de la tarde.

Una patrulla de Policía Municipal que casualmente pasaba por la zona se paró para auxiliarlo. A los 9 minutos llegó el SAMUR, y durante tres cuartos de hora trataron de revertir la parada, pero no fue posible.

Rápidamente se corrió la voz de que había sido perseguido por agentes municipales en la Puerta del Sol, si bien hoy el Ayuntamiento ha desvinculado su muerte de la actuación policial.

“Ni en el momento de la parada respiratoria ni en los minutos anteriores hubo ningún tipo de intervención policial frente a él o con él”, ha dicho Javier Barbero, concejal de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid.

Desde el lugar en que actuaba la policía hasta la calle en que murió hay un kilómetro cuesta arriba. La persecución, según los agentes municipales, no llegó hasta allí.

“Ni iba corriendo ni iba huyendo de los compañeros ni nada. Se encontró dispuesto, iba andando”, ha asegurado Víctor Martínez, del sindicato CSIF Madrid (Central Sindical Independiente de Funcionarios). Pero la comunidad senegalesa vincula los dos hechos para denunciar el acoso policial.

“Es un crimen respaldado por la Ley de la Extranjería”, denuncian.

Mbaye llegó en patera a España hace 15 años. Aún no tenía papeles. Su muerte ha encendido los disturbios en el barrio de Lavapiés.