La Iglesia celebrará mañana el Domund y recaudará fondos para el trabajo de los misioneros en países desfavorecidos

En 2015, España aportó un total de 13,7 millones de euros, un 5% más que el año anterior con los fondos recaudados en el Domund. Con estas aportaciones, se financiaron 684 proyectos en 35 países, de los cuales 518 en África, 74 en América y 92 en Asia. Del total, 411 proyectos fueron extraordinarios, es decir, para la construcción o rehabilitación de edificios religiosos, vehículos, equipamiento, radio o pastoral, y 149 para gastos ordinarios de las diócesis.

El director de Obras Misionales Pontificas (OMP) en España --institución de la Santa Sede encargada de buscar medios materiales y económicos para la actividad misionera de la Iglesia--, Anastasio Gil, ha destacado que en los últimos cinco años los fondos recaudados en esta jornada han superado los 12 millones, alcanzando en 2014 un pico gracias al cierre de un total de 25 herencias.

España es el segundo país que más dinero aportó al Fondo Universal de Solidaridad. El año pasado se distribuyeron 97,6 millones de euros provenientes de las diferentes OMP del mundo, recaudados durante el Domingo Mundial de las Misiones. El 10% se reserva para situaciones de emergencia.

En el mundo hay 13.000 misioneros españoles evangelizando y ayudando a las poblaciones más desfavorecidas de 140 países. De ellos, un 50,4% son religiosas, un 34% religiosos, un 7,7% sacerdotes, un 6,7% laicos y un 1,1% obispos. Por continentes, casi el 70% se encuentran en América, seguida por África (12,4%). Además, cerca de 2.000 misioneros han regresado a España a la espera de nuevos destinos o debido a su edad, y de otros 2.000, OMP no dispone de datos concretos.

BENDICIÓN ANTES DE SUBIR A LA PATERA

El padre blanco José María Cantal, que nació en Granada y ahora vive en Argelia, al norte de África, es uno de estos 13.000 misioneros españoles. El religioso, que realiza su labor en el Santuario de Nuestra Señora de África, en Argel, cuenta que cada año reciben más de 100.000 visitas, el 99% de musulmanes, y bastantes migrantes que intentan llegar a Europa y que acuden al Santuario a pedir una bendición el día antes de subir a una patera.

"Una madre que viene a encender una vela porque su hijo se ha subido a una patera y no sabe si ha llegado vivo; o una chica llamada Miriam que va a emigrar y viene a buscar una medalla de la Virgen para que le acompañe en su viaje hacia una tierra de cristianos", recuerda Cantal.

En cuanto a la ayuda que los misioneros brindan a los migrantes y refugiados, Cantal explica que sobre todo acuden a la Iglesia a pedir que recen por ellos, porque han invertido "tanto" en su viaje hasta la costa --han atravesado el desierto en penosas condiciones, en travesías clandestinas con documentos falsos, han sido apresados o estafados-- que ya no se plantean "dar marcha atrás" y solo necesitan una bendición.

En todo caso, en algunas circunstancias, la Iglesia les ofrece una ayuda concreta; por ejemplo, cuando un migrante es encarcelado por llevar una documentación falsa, el capellán puede visitarle, conocer su verdadera identidad y servirle de conducto para enviar un mensaje a su familia; o cuando la persona decide regresar a su país de origen porque se ha dado cuenta de que llegar a Europa es "una quimera". En esta situación, según explica Cantar, se les paga el billete para realizar por tramos el camino de vuelta por carretera.

Por otro lado, entre los cerca de 700 misioneros laicos españoles en el mundo, se encuentra el matrimonio formado por Virginia Cuenca y Juan Carlos García, que tras regresar de Mozambique, en noviembre serán enviados a una diócesis de la Amazonía, en Brasil, donde conviven más de 23 etnias y 17 lenguas diferentes. Allí, ayudarán a transmitir la fe y realizarán labores de salud ya que en esta zona indígena, según explican, sigue muriendo gente por desnutrición, diarrea, malaria o tuberculosis.

En relación a los misioneros laicos, OMP ha firmado una póliza con la aseguradora Mapfre para que estos misioneros que no son ni religiosos ni sacerdotes ni obispos, tengan cubierta la asistencia sanitaria en ruta.