Este año, en Santiago de Compostela, la Fiesta del Apostol se vive entre excepcionales medidas de seguridad. Mayor presencia policial, restricciones de tráfico, cacheos a la entrada de la plaza del Obradoiro. Sin embargo, no parece que el dispositivo de seguridad esté incomodando demasiado a los miles de peregrinos, turistas y vecinos.