Entidades de la Iglesia tachan de "injusto" el marco laboral en España y reclaman trabajos "decentes"

Además, las entidades --Cáritas Española, Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), Comisión General de Justicia y Paz, Juventud Estudiante Católica y Juventud Obrera Cristiana-- anuncian la convocatoria de misas "en acción de gracias por el don del trabajo humano y como signo de solidaridad con quienes sufren la deshumanización del trabajo".

Según denuncian, el sistema configura una sociedad donde el trabajo "no es un bien para la vida sino un instrumento al servicio del capital por encima de la persona" y donde "la deshumanización del trabajo sitúa a la persona en una peligrosa situación de vulnerabilidad y exclusión social".

Las entidades de Iglesia recuerdan que la pobreza laboral afecta a casi 13 millones de personas, que el porcentaje de trabajadores pobres de 18 a 24 años ha aumentado del 7 por ciento en 2007 al 21 por ciento de 2014 y que unas 4,7 millones de pensiones, la mitad del total, están bajo el umbral de la pobreza.

Detrás de estas cifras, según indican, se esconden historias como la de Daniel, un trabajador de reparto a domicilio. "Llevaba tiempo sin trabajo. Me fijé en los repartidores que veía con las bicis", cuenta este trabajador que tuvo que darse de alta como autónomo y pagar a la empresa 100 euros de fianza por el material, antes de comenzar el empleo.

"Para la empresa no somos trabajadores sino colaboradores. Te asignan las horas de trabajo a la semana que les convenga, nunca lo sabes y nunca las que quieres trabajar. El salario era de 8,50 euros la hora para las motos y para las bicis, 8 euros, incluido el IVA", explica Daniel que, después de gastos e impuestos, recibía un salario neto de 5 euros por hora.

LA PERSONA EN EL CENTRO

Por ello, las organizaciones piden que se sitúe a la persona en el centro de la vida política, de las relaciones laborales y del trabajo; que se proteja el derecho al trabajo decente que posibilite "un desarrollo integral de la persona" y donde el trabajo sea "generador de dignidad para la vida".

En este sentido, reclaman que el acceso a los derechos para una vida digna, como sanidad, vivienda, educación o protección social entre otros, no esté condicionado a tener o no un trabajo.

También exigen igualdad de oportunidades y trato para todos los hombres y todas las mujeres; que el trabajo permita desarrollar la vocación de cada uno y aportar sus dones "a la construcción de la sociedad desde el bien común" y conciliación "real" laboral y familiar.

Igualmente, piden el reconocimiento del trabajo "reproductivo, que se ponga en valor aquellos trabajos de cuidados que posibilitan y sostienen la vida"; y que se garanticen unas condiciones de seguridad y salud en el empleo que no atenten contra la integridad física y psíquica de la persona.

Asimismo, proponen libertad en la empresa para que los trabajadores expresen sus opiniones, para ejercer el derecho a organizarse colectivamente y participar de las decisiones que les afectan.