Ningún país ha conseguido regular con éxito la convivencia entre taxi y Uber
La guerra de los taxistas ha llegado ya muy lejos en Nueva York, donde van seis suicidios en ocho meses.
El alcalde de la ciudad ha tratado varias veces de regular sin éxito el sistema de transporte de Uber. Ya hay 4 por cada taxi amarillo, lo que hace perder valor a las licencias. Costaban más de 1 millón de dólares y apenas valen ahora 160.000.
Para compensar, los taxistas trabajan más horas, pero las deudas y la brutal competencia ha llevado a la desesperación a varios conductores hasta el punto de quitarse la vida.
A medida que aumentan las aplicaciones de transporte alternativo, aumentan las tensiones entre ambos gremios y esto ocurre en todos los países sin excepción. De hecho, España es de los más restrictivos de Europa. Es de los pocos que limita el número de VTCs en las calles y que obliga además a su identificación.
En la mayoría de países predominan los taxis, pero en Francia la cifra cada vez está más igualada. En Bélgica o en Italia las licencias de Uber ya duplican a las del taxi. En Reino Unido son más del doble, llegando a quintuplicarse en Londres.
En todas partes se reclama una normativa más equitativa para todos, pero el futuro del sector es del todo incierto.
Uber está presente en 65 países y más de 600 ciudades. Nadie ha conseguido todavía regular con éxito la convivencia entre ambos gremios.