La imagen de Weinstein esposado, símbolo de la lacra contra la que lucha Hollywood

Esbozando una sonrisa forzada, Harvey Weinstein abandonaba las dependencias policiales entre gritos y rodeado de cámaras. Acusado de violar a una mujer y forzar a otra a practicarle sexo oral, él mismo se entregó a la Policía de Nueva York. Lo hizo sereno, cojeando y con dos libros bajo el brazo.

Ahora ha quedado en libertad tras pagar una fianza millonaria: diez millones de dólares; uno en efectivo. Además, llevará una pulsera electrónica y se le ha retirado el pasaporte.

Weinstein ha sido el primero de una larga lista que no para de crecer en Hollywood. El último: Morgan Freeman, acusado por 8 mujeres después de que una periodista embarazada tuviese que aguantar en plena entrevista cómo Freeman afirmaba: “Tío, me gustaría estar ahí dentro”.

A otra de las denunciantes intentó levantarle la falda para ver si llevaba ropa interior.

El actor se ha defendido con un comunciado: "Cualquiera que me conozca sabe que no soy alguien que ofendería intencionadamente... Me disculpo con cualquiera que se haya sentido incómodo”, ha manifestado.

Entre tanto, el Sindicato de Actores estudia retirarle el Premio de Honor concedido este año por su trayectoria.