Una jueza de Nevada, EEUU, ha paralizado la ejecución de un asesino convicto tras la demanda de una farmacéutica por uno de los compuestos de la inyección letal que iba a serle suministrada. Scott Dozier seguirá con vida mientras se resuelve el litigio. La farmacéutica no permite el uso de la droga argumentando que ha fallado en tres ocasiones anteriores, causando sufrimiento al convicto. El preso ha declarado que quiere que se le aplique la pena de muerte.