Once años huido, escondiéndose de la justicia española, se ha entregado justo cuando ha prescrito el delito. Pero calculó mal. Carlos Fernández, desaparecido desde que estalló el caso Malaya, se había escondido en Argentina. Ahora se ha entregado pensando que ya no lo podían condenar. Pero al parecer lo ha hecho 48 horas antes de tiempo.