Asociaciones de periodistas denuncian la "criminalización" de la labor informativa en Turquía

"Desde el fallido golpe de Estado hemos tenido que reaccionar aún más contra la persecución a los medios de comunicación en Turquía. Estas nuevas órdenes de detención anunciadas hoy van una vez más contra periodistas que simplemente estaban haciendo su trabajo. Lo que están haciendo es criminalizar el trabajo periodístico", ha argumentado el presidente de la FIP, Philippe Leruth.

Así Leruth, ha recordado que la gente que salió a las calles el domingo en defensa de la democracia "demostraron su compromiso con los valores democráticos (...) y la libertad de prensa es un componente esencial de la democracia".

El presidente de la FEP, Mogens Blicher Bjerregaard, ha hecho por su parte un llamamiento a la comunidad internacional y a las ONG a presionar al Gobierno turco "para restaurar el estado de derecho". "Cada vez más y más periodistas se enfrentan a intimidaciones, arrestos o cárcel. Esta purga debe cesar de inmediato", ha apostillado.

En órdenes de detención se incluyen nombres como la de la pintora y directora de la agencia de noticias femenina JINHA, Zehra Dogan, detenida en Mardin --sureste de Turquía-- y acusada de "pertenencia a la organización terrorista PKK", en referencia al grupo armado separatista kurdo Partido de los Trabajadores del Kurdistán.

También está en la lista Bulent Mumay, quien ha podido argumentar a través de Twitter que "la única organización a la que pertenezco es la Asociación Turca de Periodistas". "Mi única profesión es el periodismo", ha apostillado.

Igualmente está la destacada periodista y exdiputada Nazli Ilicak, despedida del diario progubernamental 'Sabah' en 2013 pro criticar a varios ministros implicados en un escándalo de corrupción, según recogen las emisoras de televisión NTV y CNN Turk.

Además, la FIP recuerda que tras el intento de golpe de Estado se ha prohibido la difusión de un número especial de la revista satírica 'LeMan' con una orden judicial emitida el 20 de julio. Al día siguiente, 300 trabajadores de la Corporación de la Radio y la Televisión Turcas fueron suspendidos de empleo por su presunta relación con el clérigo Fetulá Gulen, a quien el Gobierno responsabiliza de la asonada. Además, 60 trabajadores fueron despedidos en la agencia de noticias Cihan por la administración judicial de la empresa.