España dejará de estar entre las veinte mayores economías del mundo en 2050 por el auge de los emergentes

La economía española perderá peso gradualmente en la escena internacional ante la pujanza de los países emergentes, lo que para 2050 supondrá que España ya no será una de las 20 mayores economías mundiales, cuando actualmente ocupa el puesto 16, según los datos de PIB en términos de paridad de poder adquisitivo recogidos por PwC en su informe 'El Mundo en 2050. ¿Cómo cambiará el orden económico mundial?'.

Según el modelo econométrico aplicado por PwC, España será capaz de retener una posición similar a la actual hasta 2030, para cuando ocupará el puesto 17 entre las economías mundiales, aunque a partir de entonces el ascenso de los países emergentes le hará caer paulatinamente hasta bajar al puesto 26 para 2050.

En su análisis, la firma advierte de que España será de uno de los países que en los próximos años registrará un mayor descenso del porcentaje de trabajadores como consecuencia del envejecimiento de la población. De hecho, según los datos empleados, la población activa española podría reducirse casi un 1% entre 2016 y 2050, solo por detrás de los descensos estimados para Polonia, Japón, Tailandia y Corea del Sur.

Sin embargo, según los datos de PIB a precios de mercado en dólares constantes, la economía española ocupaba en 2016 el decimocuarto puesto mundial, con 1,25 billones de dólares (1,17 billones de euros), mientras que para 2030 se situaría en la decimoquinta posición, con un PIB estimado de 1,86 billones de dólares (1,73 billones de euros) y para 2050 sería la vigésima mayor economía mundial, don un PIB estimado de 2,73 billones de dólares (2,55 billones de euros).

A nivel global, el informe de PwC estima que en 2042 la economía mundial se habrá multiplicado por dos y que, entre 2016 y 2050, registrará un crecimiento medio anual del 2,5%. En ese periodo, el crecimiento de la economía global vendrá liderado por los países emergentes y en desarrollo, con las economías del E-7 (Brasil, China, India, Indonesia, México, Rusia y Turquía) creciendo a un ritmo medio anual del 3,5%, frente al 1,6% de los países del G-7.

Las proyecciones apuntan a un crecimiento medio anual en torno al 3,5% hasta el año 2020, que pasará a ser del 2,7% hasta el 2030, del 2,5% hasta 2040 y del 2,4% hasta 2050. Esta moderación del crecimiento mundial se irá produciendo a medida que vaya envejeciendo la población en edad de trabajar de los países desarrollados y que los mercados emergentes vayan madurando.

De este modo, los autores del informe subrayan el imparable cambio en la contribución de las economías al PIB mundial, la mitad del cual corresponderá a las economías del E7 para 2050, mientras para entonces las actuales economías del G7 representarán solo algo más del 20%. De hecho, en 2050 la economía de la UE será el 9% del PIB mundial, frente al 15% actual.

Según el modelo econométrico empleado por PwC, China habría superado ya en 2016 a EEUU como la mayor economía mundial en términos de paridad de poder adquisitivo en dólares constantes, puesto que mantendrá durante todo el horizonte del estudio, por delante de EEUU, que para 2050, sin embargo, se verá superado por India.

De este modo, las economías emergentes coparán para 2050 seis de las siete primeras posiciones del ranking, con Indonesia, Brasil, Rusia y México por detrás de EEUU y precediendo a las economías de Japón y Alemania, que ocuparían los puestos 9 y 10 del listado.

Sin embargo, a precios de mercado, EEUU sigue siendo actualmente la mayor economía mundial, por delante de China, Japón, Alemania y Reino Unido, mientras que para 2050, las proyecciones apuentan a que el gigante asiático será la mayor economía mundial, precediendo a EEUU, India, Indonesia y Japón.

Por otro lado, los autores del estudio destacan que en términos de PIB per cápita las economías emergentes seguirán rezagadas en relación a las avanzadas. De este modo, con quizás la única excepción de Italia, todos los países del G7 seguirán en 2050 por encima de los miembros del E7, ilustrando que un fuerte incremento de población puede servir de impulso al crecimiento del PIB, pero también dificulta al mismo tiempo elevar los niveles de ingresos.