El Círculo de Bellas Artes viaja al pasado con la exposición 'El Capitán Trueno. Tras los pasos del héroe'

El visitante podrá contemplar más de un centenar de dibujos, entre viñetas, cuadernillos y material autógrafo, y ediciones completas originales en una muestra que se divide en tres partes, según han explicado este lunes durante la presentación el director del CBA, Juan Barja; la directora general de AC/E, Elvira Marco; y el comisario de la exposición, Patxi Lanceros.

En primer lugar, este recorrido sitúa al espectador frente a las referencias literarias que se recogen en las páginas de la historieta, un encargo que la editorial Bruguera le hizo al guionista Víctor Mora, y que transporta al lector a las sagas nórdicas, 'Las mil y una noches' o la 'Epopeya de Gilgamesh'.

El segundo bloque hace referencia a la arquitectura. Según ha explicado el comisario de esta muestra, los primeros lectores pudieron contemplar por primera vez lugares como la Gran Muralla China o las pirámides de Egipto o las construcciones incas a través de las páginas de este cómic.

Por último, la tercera parte de esta exposición analiza los inventos y las técnicas, un aspecto "eficaz y anacrónico" que Mora utilizó en la narración para que la historia pudiera desarrollarse tal y como se conoce, con ejemplos como el globo aerostático que aparece dos siglos antes de que haya sido inventado, como solución para que el Capitán Trueno y sus amigos recorran el mundo.

VENTANA ABIERTA AL MUNDO

Víctor Mora situó a su personaje en la Edad Media y le rodeó de varios compañeros de viaje que recorrieron con él el mundo en busca de aventuras: Goliath, un leñador de gran fuerza física; Crispín, el futuro escudero de Trueno; y Sigrid, la eterna novia de Trueno que participa con ellos en varias aventuras.

Este héroe, de "gran musculatura" tanto visual como narrativa, en palabras de Mora, no es el "conquistador solitario" al que recurren otros autores, sino que representa a un grupo que se reparte los momentos de "responsabilidad" y que "funciona a la perfección".

El comisario de esta exposición ha explicado que este cómic fue muy importante para los niños y jóvenes de los años 50, puesto que en aquella época el cine tenía muy mala distribución y en lo hogares aún no había televisiones.

En este sentido, se ha referido a él como una "ventana abierta al mundo" que se convirtió en "un vehículo de entretenimiento y también de formación", gracias al cual muchos niños se asomaron por primera vez a paisajes y construcciones que hasta entonces no habían visto ni imaginado.

En palabras de Barja, desde el punto de vista político, este cómic fue "una de las voces más críticas del franquismo", en el que el protagonista animaba a los campesinos a levantarse contra un tirano que "era bajito" y que, además, no estaba casado.

En su opinión, la mayor parte de la moralidad viene de la épica y en ella no solo se enseña a terminar con el contrario, sino a "ser solidario" y a no convertirse en un "traidor". "La moralidad burguesa en la que vivimos está ahí", ha dicho.