Ataviados solo con una cinta en la frente y el tradicional taparrabos nipón, cientos de japoneses participan en un curioso ritual sintoísta, del que dicen que ayuda a purificar el alma. Primero calientan en grupo, hacen estiramientos y dan una vuelta corriendo alrededor del santuario Teppou Inari de Tokio. Se preparan para sumergirse en una gran bañera de agua helada.