En Alemania, una empresa minera ha destruido a golpe de piqueta una catedral neorrománica, la iglesia de Immerath, en el oeste del país. No tiene el valor de la catedral de Notre Dame, en París, pero la imagen de la piqueta derribando un templo de más de cien años, causa horror a los ojos y se ha convertido en símbolo de la lucha contra el carbón.