Hay despedidas que no se pueden hacer con una necrológica y que se deben hacer bailando debajo de todas las bolas de discoteca del planeta. Así es como le han dicho el últmo adiós a Prince, el Rey de las pistas de baile. A ese metro cincuenta y siete de altura de sensualidad Pop sus seguidores le han dedicado sus canciones más conocidas, además de concentrarse a las puertas de su casa de Minnesota.