A sus incontables faltas de respeto se suman la obsesión de Andrés por ganar dinero y la exigencia de Laura por pasar más tiempo en casa. Aunque Andrés quería casarse, ella nunca dio el paso final. Ahora están al borde de la ruptura. “Lo que más me duele es que no valore nada de lo que le estoy dando”, dice Andrés. Por su parte, Laura defiende que el dinero y la comida no lo es todo: "Yo necesito un padre que no esté siempre fuera o pendiente del móvil".