Noemí ha querido que su madre probara con otro tipo de entrenamiento de tan solo veinte minutos. Para empezar, el que se tuviera que poner otras mallas y otra camiseta diferente a las que ella se había comprado, ya le ha molestado. Pero para colmo, el entrenador le ha llamado obesa. Entre calambre y calambre, Noemí ha decidido que no la van a volver a ver el pelo.