Lo utilizaban como una especie de terapia para Gordita, con el fin de que perdiera el miedo. Y el resultado ha estado plagado de botes, velocidad y (muchos) chillidos. Las chicas del clan Fernández Navarro se han montado en un rosco inflable y “han volado” por los aires: “Casi perdemos a vida”, sentencian entre risas y exageraciones.