La espera ha llegado a su final, después de dos años desde el día en que salió de Venezuela, Andrea por fin cumple su deseo: Abrazar otra vez a su madre. “Estoy alegre, feliz… imagínate ver a mi madre después de dos años viéndola solo en videollamada, sentir sus manos…”, aseguraba Andrea entre lágrimas. “Esto es algo muy grande, esto es un regalo que Dios me ha dado”, asegura su madre muy emocionada.