El hombre en quien Puigdemont pone su confianza dio el paso del activismo a la política, cuando era presidente de la Asamblea Nacional Catalana, hace tan solo tres meses, cuando ya estaba encarcelado. Llarena le mantiene en prisión provisional y, tras 177 días en Soto del Real y varias solicitudes de libertad con negación de la república catalana incluida, el juez le mantiene en prisión alegando reiteración delictiva.