Se llama Alfredo González Ruibal, es arqueólogo y visitaba con un grupo de alumnos el Valle de los Caídos. Allí, asegura que vio cómo un hombre hacía el saludo franquista y depositaba un ramo de flores sobre la tumba de Franco. Él decidió quitarlo y asegura que la seguridad le expulsó del recinto: “Entendían que mi actitud era una falta de respeto (…) Fue una lección estupenda para los alumnos, que vieron cómo funcionan las cosas, en cuanto uno rasca un poco, se da cuenta de que el franquismo sigue teniendo un poder tremendo”.