La Audiencia de Palma se corrige a sí misma y antes de que se firme en indulto, ha puesto a Josefa en libertad. El auto condiciona la suspensión al derribo en seis meses de la vivienda ilegal y ella está resignada. “La voy a tirar, no me queda otra”, señala. Reconoce que no se esperaba salir tan pronto de la cárcel y tiene claro que está en libertad “por la presión social, no por el sistema judicial”.