En diciembre de 2014, Villar Mir compra este emblemático edificio de Madrid por 268 millones para vaciarlo y convertirlo en un hotel de lujo y un centro comercial. El Ayuntamiento y la Comunidad aprueban una ley para desproteger el edificio y demoler su interior pero, ocho meses más tarde, el Tribunal Constitucional declara ilegal el derribo. Sin embargo, ya es tarde, como nos decía el concejal de UPyD: “Lo que se ha destruido es irrecuperable”.