Fue condenado a tres años y un día por su participación en un piquete informativo durante la huelga general. Se le acusa de un delito contra el derecho de los trabajadores por coacción pero él explicaba que sólo dijo: "Chapa y se acaba". Finalmente, Carlos, que tiene 25 años y es licenciado en medicina, ha decidido ingresar voluntariamente en prisión.