Tras ser testigo del ahorcamiento público de Brody, Carrie dejó a su hija a cargo de su hermana y se trasladó a la estación de la CIA en Kabul, rechazando otro puesto más seguro en Estambul. Como jefa de la central, la agente dará el visto bueno a una operación para intentar acabar con la vida del terrorista Haissam Haqqani.