Nada más entrar en casa, Laura le pide sin cesar a su madre que les traiga un vaso de agua. Ella se niega, y al llevarla la contraria sale a relucir la violencia de su hija, que no duda en agredirla físicamente y en insultarla continuamente. Asegura que su amiga la entiende, y no tienen ningún reparo en ver llorar a su madre mientras habla tranquilamente con Isa.