Mientras buscaba la pistola de bolas que su padre le ha escondido, Andrés ha puesto patas arriba su habitación, sacando toda la ropa del armario y dejándola, junto con los cajones, tirada por el suelo. Sus padres le han pedido que lo recoja pero éste no solo se niega en rotundo, sino que acaba observando cómo sus padres lo hacen por él. Es más, amenaza con volver a desordenarlo en cuanto terminen: “Cuando acabéis de recogerlo, va a pasar lo mismo”, advierte. No contento con esto les ordena darse prisa y les manda callar cuando protestan.