“En Alicante los chicos son muy superficiales, si ven a una chica como yo, con sus curvas, con sus caderas… les echa para atrás. Puedes ser muy guapa de cara que si no estás delgada te toman ya por gorda y no es gorda, son curvas, tienes donde agarrar… allí no, allí es todo postureo”, asegura la joven antes de conocer a Miguel que parece cuadrar con su pensamiento.