Pese a que la imitación de olores está permitida, hay diferencias entre unos productos y otros. Los hay que también imitan el diseño del estuche y el nombre de la marca, unas falsificaciones que suponen 950 millones de euros de pérdidas en el sector tal y como denuncia el presidente de la Patronal del Perfume, Fernando Magariños. El problema, como bien explica, Magariños, es “que la normativa exige que cada marca ataque este tipo de modelo de negocio”.