El Alderney no gana desde 1920, tiene madrigueras en su césped y el viento dirige la pelota

Alderney posee 1.800 habitantes y es la isla más pequeña del Canal
Su equipo de fútbol no gana desde 1920, desde hace más de 100 años
Tiene madrigueras de conejos en el césped, vientos huracanados y su capitán es también el entrenador
Alderney es la isla más pequeña de las islas Anglonormandas, o las islas del Canal. Posee 1.800 habitantes y su equipo de fútbol, el Alderney, no gana un partido de la Muratti Vase, la liga de las islas, desde 1920.
Más de 100 años sin ganar
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El Alderney no gana un partido de la competición local desde 1920, cuando se alzó con el trofeo como un hito espectacular. En estos más de 100 años ha anotado 39 goles y ha concedido 462 goles.
Más de la mitad de la población de esta isla sobrepasa los 55 años y hay alrededor de 100 hombre entre las edades en las que se considera que un futbolista rinde a su mejor nivel (los 16 y los 34 años). Otro de los impedimentos que hace frente el equipo es que para jugar hay que ser nativo o poseer seis meses de residencia. Es por ello que se dan situaciones típicas de un equipo de pueblo. El capitán del equipo es la misma persona que el entrenador: Josh Concanen.
El estado del césped y el campo en el que juegan tampoco acompaña. El terreno de juego está agujereado con madrigueras de conejos que impiden a los deportistas correr con naturalidad y el fuerte viento azota de tal forma que los saques de puerta terminan siendo córner.
La Muratti Vase, la competición de las islas
Los rivales del Alderney, Jersey y Guernsey, están fundados en islas donde es más fácil elaborar un equipo completo: sus poblaciones son más numerosas y sus equipos son semiprofesionales.
Las diferencias entre los tres equipos hace que la competición tenga un formato especial. Cada año, uno de los dos ‘grandes’ viaja a Alderney para jugar allí la semifinal. El estadio de los locales se denomina Arsenal Ground, no posee iluminación artificial, y que sus entrenamientos se desarrollen bajo la luz de los faros de los coches o de antorchas, su césped está lleno de madrigueras de conejos y el viento hace que la pelota no vaya nunca donde se desea.
A pesar de todo ello, sus 450 entradas disponibles siempre se agotan, los balcones hacen ver los colores del club y los aficionados viajan al campo en un tren de vapor y vagones descartados por el metro de Londres.