La denuncia de Robin Haynes, décimo alpinista fallecido, poco antes de perder la vida en el Everest: “Los retrasos por el hacinamiento de gente podría resultar fatal”

cuatro.com
27/05/201912:29 h.Robin Haynes murió por el mal de altura a unos 8.600 metros cuando ya emprendía el descenso. Pero Haynes, de 44 años y que formaba parte de una expedición de seis alpinistas, ya denunció la masificación del Everest.
El alpinista británico advirtió, antes de que saltaran las alarmas, la peligrosidad de esta situación. Y lo hizo a través de su red social en Instagram acompañado de un vídeo.
"He escalado al campamento 3 a 7.500 metros pero la corriente que había cerca de la cima hizo que volviera a descender al campamento base después de dos días. Cerca de 100 escaladores lo intentaron en esos 2 días, con la trágica muerte de dos personas: un hombre indio fue encontrado muerto en su tienda de campaña en el campamento 4 y un irlandés desaparecido, presumiblemente caído, en el descenso".
"Cerca de 700 personas más se plantearán subir desde el martes 21 en adelante. Mi plan revisado, sujeto a la climatología que de momento parece prometedora, es volver a subir la montaña, dejar el campamento base el martes 21 a las 2:30 y, si todo va bien y hay mucha suerte, llegar a la cima en la mañana del sábado 25".
"Mi tos ha vuelto en la altitud así que no puedo esperarles arriba sin riesgo a deteriorarme físicamente demasiado. Lo mejor para mí es bajar para permitir que mi cuerpo se recupere de la nueva altitud y volver más fuerte. No ha sido una decisión fácil después de 13 horas de ascenso del campamento base al campamento 2 en el día más duro física y mentalmente que he tenido."
"Espero evitar la multitud en el día del ascenso. Los retrasos en la única subida debido al hacinamiento de gente podría resultar fatal, así que espero que mi decisión del día 25 suponga que haya menos gente. A menos que todo el mundo tenga la misma táctica."
Antes de Haynes, la masificación del Everest se cobró cinco víctimas en apenas dos días. Más de 200 turistas se dieron cita la semana pasada para culminar la cima más alta del mundo. En el descenso, donde los escaladores tienen que ir en fila de uno, se suelen suceder esperas interminables. La hipotermia, la extenuación y el denominado mal de altura son algunos de los síntomas.
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