¡Cuidado con los 'influencers extremos'! Cinco ejemplos que no son deporte sino simple temeridad

Esta semana hemos visto cómo se hacía viral en apenas dos días el vídeo de un famoso skater británico atropellado en las calles de Londres. Se trata de Blondey McCoy, de 19 años y con más de 130.000 seguidores en Instagram. El joven parece orgulloso de su gesta. En la imagen le vemos salir andando del atropello ante los insultos del conductor casi con una actitud desafiante. Su vídeo lleva más de medio millón de reproducciones en la red social en apenas tres días.
El de Blondey solo es un ejemplo de lo que está convirtiéndose en una peligrosa moda. Influencers de deportes alternativos o de riesgo que de manera totalmente amateur cuelgan sus hazañas, a menudo realmente peligrosas, en las redes. Parkour, escalada de rascacielos, skate en carreteras...
Scott Bass, a través de su proyecto ‘Ampisound’, se dedica a grabar y fotografiar escenas de parkour. En Youtube cuentan con más de 400.000 seguidores. En Instagram, 33.000. Algunos de esos vídeos muestran a 'traceurs' (personas que practican parkour) saltando por azoteas y sorteando caídas de varios metros. Incluso con la experiencia de estos traceurs el riesgo es más que evidente. Imaginemos cuanto aumenta ese riesgo para cualquier adolescente que quiera imitar alguno de los trucos que ven en estos videos. Como muestra, éste, publicado hace tres días, de un joven practicando parkour por las azoteas de Cambridge, Inglaterra.
Otra práctica peligrosa es el ‘downhill roller’ o ‘downhill skate’, descenso en skate o patines de carreteras con pendientes pronunciadas. Está claro que la velocidad es un aliciente para muchos deportistas. Hay deportes como el motociclismo o la Fórmula 1 en los que incluso se circula a más de 300km/h. Eso sí, son deportes con infinidad de medidas de seguridad. Pero la moda de descender de manera amateur carreteras que no están cortadas al tráfico invadiendo los dos carriles es una temeridad a la que no puede ponerse más etiquetas. Sector 9 es un grupo de San Diego de diversos deportes como surf, roller, skate… con más de 140.000 seguidores en Instagram. En su cuenta publican vídeos como éste, en el que descienden una carretera sin ninguna medida de seguridad más que su propia pericia. Nuevamente hay que poner de manifiesto que son auténticos cracks en lo que hacen. Pero incluso así asumen riesgos innecesarios y son un ejemplo más que dudoso para sus seguidores más jóvenes e influenciables.
La fiebre por subir la mejor foto a las redes ha llevado a cientos de ‘influencers’ amantes de la fotografía y la escalada a trepar a edificios, monumentos, puentes… en busca de adrenalina y una imagen que inmortalice su audacia. Hablamos del ‘climbing’ o ‘roofing’ y las fotografías de quienes lo practican gozan de una altísima popularidad en redes. Pues bien, esta práctica es extremadamente peligrosa y ya ha costado vidas. Hace menos de un año la muerte de Maxime Sirugue a los 18 conmocionaba a Francia. El joven perdió la vida tras caer de un puente en la ciudad de Lyon mientras intentaba sacar una fotografía para su cuenta de Instagram.
Uno de los mayores referentes mundiales del ‘climbing’ es Oleg Sherstyachenko. El fotógrafo ruso tiene más de 800.000 seguidores en Instagram. Este vídeo publicado el pasado mes de junio lleva más de 700.000 reproducciones en la red social. En él se puede ver a Oleg haciendo ejercicios gimnásticos agarrado con una sola mano la barandilla de la azotea de un rascacielos. A sus pies, una caída de varias decenas de metros. Una temeridad no solo para él, sino también para aquellos que pretendan imitarle.
James Kingston tiene 228.000 seguidores en Instagram y su pasión es escalar grúas y fotografiarse desde la cima. Las miles de reproducciones de sus vídeos dan una idea de su capacidad de influencia. No hay más que ver alguna de sus ‘hazañas’ para comprender el riesgo que asume en cada uno de sus ascensos.
Todos, ejemplos de influencers con cientos de miles de seguidores que a diario suben sus hazañas temerarias a las redes sin ninguna muestra de responsabilidad sobre quienes podrían intentar imitarles.