Cinco palabras en las etiquetas de los alimentos con las que debes tener cuidado

Carla Sánchez
06/04/201815:57 h.Es importante revisar la lista de ingredientes. Éstos están ordenados en función de la cantidad presente en ese producto, es decir, si el primer ingrediente es azúcar, eso es lo que más contiene el producto. También hay que tener en cuenta que si un alimento dice ‘sabor a naranja’, no necesariamente significa que contiene esa fruta, solo saborizante.
Según la Academia Americana de Pediatría y el Departamento de Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, aprender a leer etiquetas es fundamental para que los padres sepan elegir productos según su valor nutricional y a no dejarse llevar por la publicidad o por los envases atractivos y divertidos para los niños.
¿Sabemos que le damos a nuestros hijos? Seis puntos que debemos tener en cuenta a la hora de hacer la compra familiar.
- Hidratos de carbono y azúcar. En la etiqueta aparecerá siempre el contenido total en hidratos de carbono y se añadirá, “de los cuales, azúcares…”. Cuando se usa el término azúcar se refiere a una molécula simple, que no aporta beneficios a la salud y perjudicial porque sube muy rápidamente en sangre y aumenta el riesgo de diabetes. Debemos limitar el consumo de este tipo de azúcar y priorizar el de hidratos de carbono más complejos. Cuidado con la fructosa, el azúcar de la fruta. Aunque se anuncie como saludable, cuando se añade a los alimentos no parece más sana a largo plazo que el azúcar como tal.
- Grasas. La etiqueta debe mostrar el contenido total y además la cantidad de grasas saturadas. Hay que evitar las que se encuentran en productos procesados, las grasas industriales o ‘trans’, muy presentes en la bollería industrial. En los ingredientes aparecen como parcialmente hidrogenadas.
- Aditivos. Pueden tener más de un nombre. Lo más común es que aparezcan con una E seguida de un número. Si este es de la serie del 100 se trata de un colorante, si es de la del 200, un conservante. Es un antioxidante si está en la serie del 300; un espesante si está en la del 400; un regulador de acidez en la del 500 y un potenciador del sabor si está en la del 600. En algunos casos son necesarios y seguros, pero no necesariamente inocuos. Pueden alterar el sentido del gusto, incitándonos a consumir productos cada vez más dulces o incluso más sabrosos debido a que potencien su sabor.
- Producto cárnico. Si pone eso en la etiqueta lo que estás comprando no es carne, sino un producto que además de la carne puede llevar especias, agua, conservantes, colorantes y otros aditivos e ingredientes. En el caso de las salchichas, por ejemplo, la etiqueta ‘pavo 100%’ no significa que sean de pavo al 100%. Lo que en realidad estás comprando es una salchicha donde el 41% es 100% pavo. El % restante es una mezcla de agua, almidón, proteína de soja, fibra vegetal, aromas y especias, sal... Si lo que buscas es pavo 100% acércate a la carnicería y opta por pechuga de pavo.
- Néctar. Esta palabra suena a algo bueno, con sabor, pero en realidad es un zumo diluido con agua al que se añaden azúcar o edulcorantes y aromas para compensar el sabor que pierde al diluirse. Si vas a comprar zumo natural, asegúrate de que lo haces o mejor, exprímelo y hazlo tú mismo.
Lo ideal es dar a nuestros hijos productos lo más frescos y naturales posibles, cuanta menos intervención industrial tengan, más saludables y mayor contenido en vitaminas y minerales nos aportarán.
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Carla Sánchez Zurdo, nutricionista y entrenadora personal en su centro Boostconcept, es diplomada universitaria en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad San Pablo CEU de Madrid y entrenadora personal por la Federación Internacional de Fisioculturismo y Fitness IFBB y por la Academia Americana de Medicina Deportiva NASM. Dirige en Madrid Boostconcept, su propio centro de salud y fitness.