Kathrine Switzer, la primera maratoniana de la historia que luchó contra las desigualdades

cuatro.com/Europa Press
08/03/201910:36 h.Inscribió su nombre como un corredor más en el Maratón de Boston (Estados Unidos) el 19 de abril de 1967. Lo que nadie sabía que detrás de las iniciales K.V. Switzer había una mujer. Una mujer valiente que se atrevió a dar el paso y luchar contra las desigualdades, convirtiéndose en la primera maratoniana de la historia.
Switzer prevenía de la Alemania ocupada donde su padre, militar, estaba destinado. Fue su progenitor quien la animó para practicar atletismo, afición que le acompañará en sus años de universidad y que ya nunca abandonó.
Poco a poco, fueron naciendo en ella las ganas de afrontar el gran reto de todo atleta, la prueba del maratón. El problema es que esta prueba no admitía la presencia de mujeres.
Aunque la inscripción de una mujer no era ilegal, porque no aparecía expresamente prohibido, sí era alegal. Por eso, el día que decidió alistarse para Boston, el más ilustre de los maratones, lo hizo con sus iniciales. El 19 de abril de 1967 se plantó en la salida junto a su entrenador, Arnie Briggs y su novio, Tom Miller.
Apenas habían corrido dos kilómetros cuando Semple, que además de codirector era comisario, detectó el ‘fraude’ y quiso impedir su participación. Briggs y Miller se encargaron de deshacerse del comisario escocés, al que fueron dejando atrás.
Cruzó la meta, escoltada por sus dos compañeros, muy lejos de los tiempos de referencia, en cuatro horas y 20 minutos. Sin embargo, había corrido contra la desigualdad y había vencido, y por el camino se había ganado la simpatía de muchos corredores y espectadores que no dudaron en animarla.
Una lucha por la igualdad
Switzer todavía tuvo que esperar cinco años para que por fin el maratón se abriese a las mujeres, en 1972. En 1974 ganó el Maratón de Nueva York y al año siguiente regresó a Boston, donde a pesar de ser segunda firmó su mejor tiempo en la prueba (2:51:37). Se cerraba el círculo y la lucha por el deporte femenino continuaba.
Organizó cientos de carreras alrededor del mundo y con ellas presionó además al Comité Olímpico Internacional (COI), que tuvo que rendirse a la realidad y que en 1984, en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, incluyó por primera vez el maratón femenino en su programa.
Hoy, más de medio siglo después de su valiente gesto, Switzer continúa fomentando la práctica deportiva con la fundación 261-Fearless, que ayuda a las mujeres, a través de carreras populares, a tomar el control de sus vidas y a ganar autoestima a través del deporte. Más que nunca, el 261 continúa siendo el número del empoderamiento.