De las calles de un barrio marginal, a jugar federado y mejorar en el cole: el cambio de José, de 14 años, gracias al fútbol

José Manuel Comas
06/04/201818:09 h.Los participantes firman por escrito el compromiso de sacar mejores notas. A cambio entrenan una vez por semana con la equipación del Valencia y en la cancha de alguna de las 40 escuelas de fútbol que ha abierto el club. “Yo estaba acostumbrado a jugar en la calle y el día que me llevaron a un campo de césped artificial aluciné. La sensación de pisar aquello era como si flotara”, recuerda José.
El joven, que vive en el humilde barrio de Rosario, es consciente de que la vida le ha dado una oportunidad que no puede desaprovechar: “Estudio mucho porque quiero acabar la ESO y llegar muy lejos en el fútbol”. De momento, su esfuerzo está teniendo recompensa. El club che le ha becado, cubriendo todos los costes, para que juegue en un equipo federado. Empezó la temporada pasada en el Paterna y este año ha debutado en 2ª Regional con el Marítimo.
José ha tenido que adaptarse a la dureza de la competición: “Aquí el fútbol no es como en el cole o en la calle. Hay mucha presión y no se pueden cometer errores. Te entran muy fuerte porque se da todo por ganar”. Ocupa la demarcación de extremo y es un regateador nato con la portería entre ceja y ceja. Cuando se planta delante del guardameta no le tiembla el pulso: en lo que va de curso ya ha marcado 12 goles.

Otro de los privilegios de los que ha disfrutado José por mejorar sus resultados académicos fue el de asistir a Mestalla. La Fundación le invitó a varios partidos, entre ellos el disputado al final de la primera vuelta contra el FC Barcelona. “Fue alucinante. Te entran una ganas locas de estar sobre el césped y cumplir ya el sueño de jugar para el Valencia en Primera”, relata.
Para lograr su objetivos cuenta con el apoyo incondicional de sus padres. Su madre, Teresa Heredia, lo tuvo con solo 14 años, tras haberse casado a los 12. No lo ha tenido fácil, pero ahora disfruta de la progresión de su pequeño: “Cuando llegó al mundo fue duro y yo era tan joven que no pude estudiar. Por eso valoro mucho que termine sus estudios y estoy muy orgullosa de él”, asegura. Además recalca que, desde que va a la escuela de fútbol, su hijo se ha vuelto muy disciplinado, ha mejorado sus notas y se le ve mucho más contento. “A su padre se le cae la baba viéndole jugar. Los dos pensamos que llegará muy lejos”, concluye. El coordinador de Escoles Cor Blanquinegre, Antonio Salvador, también reconoce los méritos de José: “Se trata de un caso especial porque tiene muchísimo talento con la pelota y mucha fuerza de voluntad con los estudios. Muy pocos chicos de su etnia acaban la ESO, pero él lo va a conseguir”.

Unos 550 niños forman parte en estos momentos de un proyecto que ha tenido muy buena acogida en los colegios. Escoles Cor Blanquinegre escoge a 16 alumnos de diversos centros de estudio y a algunos de centros de menores con orden judicial. “Los directores siempre se muestran entusiasmados y nos transmiten su sorpresa de que alguien vaya a su casa a darle una ayuda gratuita a sus pupilos”, revela Salvador. Insiste en que no se trata de buscar cracks futbolísticos para el club, sino de que “los chavales dejen de ser invisibles para la sociedad”.
Si estudian, disfrutan de buenas instalaciones con las equipaciones del Valencia; los entrenan profesionales del club; pueden ir a Mestalla a ver partidos y a veces se encuentran cara a cara con sus ídolos. Los jugadores del primer equipo se pasan por alguna de las 40 escuelas para ver a los chicos. Los niños que más se hayan esforzado en el colegio son los elegidos para hacerles preguntas y dar toques al balón con ellos. “Saben que si se cumplen con los estudios, les van a pasar cosas muy chulas”, afirma el coordinador. El fútbol se ha convertido en la mayor motivación para que abran los libros de texto, pero su futuro depende de ellos.