El hilo de Twitter de un padre narrando el primer gol de su hijo de seis años cuando nadie lo esperaba 😍

El protagonista de esta historia es un niño de Madrid de seis años con altas capacidades. Esto significa que el pequeño es un genio de las matemáticas, pero tiene problemas de coordinación y psicomotricidad fina, es decir, le cuesta más que al resto todo aquello que tenga que ver con la manipulación manual como puede ser escribir o cortar con tijeras.
Otra característica de este tipo de niños, según nos cuenta su padre a Generación Pro, es que se interesan por un tema, se obsesionan y van con él hasta el final: “Su pasión eran los coches, los trenes y los camiones hasta el punto de que se sabía todas las líneas de autobús de Madrid aunque no sabía leer y se pasaba las tardes del sábado dando vueltas en la línea circular de metro de Madrid”. Una pasión que olvidó por completo hace año y medio.
En la Navidad de 2016, se sentó con su padre a ver un partido del Athletic y se quedó alucinado. Desde entonces solo le importa el fútbol, y las mates puntualiza entre risas su padre, hasta el punto de que se ve todos los partidos que puede: “Se volvió loco con el fútbol y empezó a aprenderse el nombre, los dos apellidos, la fecha de nacimiento, etc. de todos los jugadores, las alineaciones de todos los equipos de Europa…. en fin, se ha vuelto un friki del fútbol”.
Hace año y medio, mi hijo -que cumplirá 7 en septiembre- no conocía el fútbol. Sabía que su padre es del @AthleticClub y él, por simpatía, vestía su propia camiseta rojiblanca en Madrid. Le hablaba de Pichichi, Dani, Zarra, Iribar y las gabarras pero prestaba la atención justa.
— Lartaun de Azumendi (@sietecallero) 25 de mayo de 2018
Además de verlo por la tele, el pequeño empezó a jugar al fútbol en el cole así que en enero de este año sus padres decidieron apuntarlo al equipo de fútbol del pueblo donde viven. “Le hicieron una prueba para ver si realmente le gustaba y se incorporó a uno de los cinco equipos que el club tiene en categoría prebenjamín. Por su nivel le habría tocado estar en el peor de todos, pero no había sitio y lo metieron en el segundo mejor”, explica su padre.
Este año, en enero, pensamos en que jugara en algún equipo y nos fuimos al club del pueblo a preguntar por la temporada 18/19. Nuestra sorpresa fue mayúscula al saber que podía empezar a entrenar y a jugar en uno de los prebenjamines de la entidad esa misma semana y lo apuntamos.
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En su primer partido, el pequeño jugó unos minutos del delantero pero el entrenador vio que todavía le faltaba mucho recorrido y lo retrasó hasta la posición de defensa. Pese a su falta de coordinación y a sus bajas capacidades motoras, el técnico le ha sacado en todos los partidos independientemente del resultado e incluso ha llegado a jugar varios partidos completos.
Siempre ha sido un niño descoordinado, con problemas de psicomotricidad fina e integración sensorial que a base de terapias va corrigiendo poco a poco. La cuestión es que desde el primer día vio que el fútbol organizado y el del patio se parecían como un huevo a una castaña.
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Desde entonces lo ha puesto en todos los partidos para disputar entre un 30% y un 50% de los minutos de cada encuentro, siempre como defensa. A base de correcciones y cariño del míster y su propio empeño, hoy apenas desentona en la zaga y es feliz pese a su alma de delantero.
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Lo ha hecho de defensa, aunque tiene alma de delantero, hasta que llegó el último partido de la liga. Al equipo le valía un empate para proclamarse campeón. El pequeño salió de defensa en la primera parte, pero en los últimos minutos y con el 7-0 a favor en el marcador, el entrenador decidió ponerle de delantero.
Contra toda previsión, hace tres semanas se pusieron líderes de una liga que parecía que se iba a llevar de calle el equipo favorito y hoy les valía con empatar para ganar el título. Ha salido a defender mediada la primera parte con 2-0 a favor hasta el descanso y ha estado bien.
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Con 7-0 y a 5 minutos del final, el entrenador ha puesto a los suplentes y, bajo el diluvio universal, mi hijo ha sido premiado con el puesto de delantero (para el que cree él que vino a este mundo, pobrecito mío). A 3 minutos para acabar la liga le han pasado un balón al pie.
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Cinco minutos que el pequeño aprovechó al máximo metiendo el primer gol de su vida. “Le pasaron un balón, empezó a correr, le salió un defensa, lo regateó muy bien y chutó con la zurda en diagonal marcando un golazo. Fue una locura. Salió corriendo bajo la tormenta buscando a su compañeros que iban a abrazarle con una sonrisa en la boca que no le cabía y con los ojos fuera de las órbitas”, recuerda con gran emoción su padre.
Y allí, lloviendo gatos y perros, en tres cuartos de cancha, ha arrancado con el esférico. Le ha salido un rival al encuentro al borde del área y lo ha regateado para acto seguido soltar un zurdazo raso al palo contrario rebasando al portero y alojando el esférico en las mallas.
— Lartaun de Azumendi (@sietecallero) 25 de mayo de 2018
Su hermana, su madre y yo hemos saltado al unísono como cuando tu hijo marca el primer gol de su vida. En medio de ese inesperado hecho que ha llevado al entusiasmo familiar, he visto como el enano gritaba el tanto y era abrazado y felicitado efusivamente por sus compañeros.
— Lartaun de Azumendi (@sietecallero) 25 de mayo de 2018
Un gol que significa mucho más que eso, tal y como nos explica: “Fue un poco de justicia poética por todo el esfuerzo que ha hecho. Ha resultado casi como una terapia médica porque le ha hecho despertar en lo psicomotor, ha crecido en autoestima, ha desarrollado sus habilidades y también ha entendido lo que es compartir porque se ha dado cuenta de que la suma de todo el equipo hace más que cada uno por separado”.
Pero lo mejor ha sido verle una sonrisa que literalmente no le cabía en la cara. En ese instante, mi hijo ha sido la persona más feliz del planeta por unos segundos. Creo que era consciente del golazo que había marcado y no se explicaba muy bien cómo lo había logrado.
— Lartaun de Azumendi (@sietecallero) 25 de mayo de 2018
En definitiva, le ha servido para ver que el esfuerzo tiene recompensa y también para poner los pies en el suelo, según nos cuenta, entre risas, su padre: “Dice que cuando tenga 15 años, el Athletic y el Atleti se pelearán por él para ficharlo o que cuando se retire en primera división donará sus botas la museo del club”. A su padre le da igual donde llegue a jugar su hijo, pero está convencido de que este gol ha sido el inicio de su idilio con el fútbol.
Al acabar el partido los campeones han saludado a sus rivales y han celebrado el campeonato abrazados. Les hemos hecho fotos con un trofeo antiguo que ha traído un padre y hemos dado cuenta de las viandas y las bebidas que hemos llevado desde casa para celebrar un año juntos.
— Lartaun de Azumendi (@sietecallero) 25 de mayo de 2018
Volviendo a casa nos ha confesado que su compañero Álex le había dicho al principio del partido que si mi hijo marcaba hoy un gol, quedarían campeones. Hoy se ha dormido al instante, feliz y agotado por la emociones. Y yo no puedo estar más agradecido por un día para el recuerdo.
— Lartaun de Azumendi (@sietecallero) 25 de mayo de 2018