Luis Enrique vivió en Anoeta una de sus noches más complicadas desde que es entrenador culé. La derrota ante la Real Sociedad y el extraño once titular dispuesto por el preparador asturiano le condenaron a una noche de soledad y ostracismo. Apagado y pensativo, Luis Enrique no encontró la manera de abrir el cerrojo txuri-urdin.