Cesc Fábregas protagonizó una de las expulsiones más tontas del curso en el fútbol inglés, al ser despachado por el árbitro tras dar un pelotazo a un rival con el juego parado. En las imágenes no queda claro si el catalán tuvo la intención de agredirle o si simplemente le enviaba el balón para que siguiera el juego.