Este fotógrafo quiso ser más listo que ninguno de sus compañeros y sacar una foto que seguramente no iba a tener ningún otro medio. El problema es que para ello decidió invadir el terreno de juego con su peto, su cámara y su trípode. Evidentemente, la árbitro del partido no permitió a ninguno de los equipos alinear al reportero gráfico.