El jugador portugués e ídolo rojiblanco en los años 90, fue uno de los grandes héroes de una de las finales que el Atleti ha ganado al eterno rival en su propio estadio. Su rivalidad personal con el portero merengue, encontró el climax en este misil que Paolo Futro colocó en la escuadra del primer palo que defendía paco Buyo, para éxtasis colchonero.